jueves, 8 de diciembre de 2011

MI PAPEL Y MI COMPROMISO DE DOCENTE

Está claro que como docentes que somos tenemos un enorme compromiso, que nos enfrenta día a día a una mejora en nuestra práctica, y hablando de la reforma este reto se magnifica, ya que nos compromete a una nueva dinámica en el trabajo del aula centrado en el alumno, a buscar nuevas formas, nuevos procedimientos que permitan a los educandos involucrarse directamente en el proceso de su propio aprendizaje, a desarrollar habilidades y aptitudes para que  de esta manera enfrente los retos que se le presenten en su vida cotidiana.
En la lectura de Lya Sañudo titulada “la formación permanente del profesorado a través de la investigación reflexiva de su práctica” se mencionan varios aspectos muy interesantes sobre el compromiso que debe asumir un docente frente a su práctica cotidiana, señala que las acciones al interior del aula son las que realizan: el profesor, el alumno, los contenidos y la interacción (Sañudo, 2005) en la medida que estas acciones se realicen, serán los resultados observables dentro de esta dinámica. En la vida cotidiana nos encontramos que éstas se realizan pero no de la manera adecuada ya muchos docentes caemos en el discurso y la memorización de los contenidos, que para nada tienen que ver con la realidad de los niños, reduciendo la interacción a las indicaciones dadas por el profesor, prácticas que es imprescindible cambiar para lograr los objetivos de lograr un aprendizaje significativo, con coherencia y continuidad.
Es importante resaltar lo indispensable que resulta el registro y reflexión de nuestro quehacer cotidiano para una transformación, y aunque siempre vamos a encontrar obstáculos, excusas, culpables, nos toca a cada uno de nosotros tomar nuestra responsabilidad y llevarlo a cabo pero de una manera eficaz, “la reflexión implica un esfuerzo sistemático de análisis  de la experiencia dirigido a lograr propuestas totalizadoras que orientan la acción educativa”(Sañudo,2005, pág. 670) de esta manera lograremos detectar nuestras debilidades y fortalezas que nos permitan mejorar,  que en este contexto significa adquirir la posibilidad de transformar y ser transformadora, dirigida hacia acciones educativas más eficientes, implica una confrontación en el discurso y su hacer, es aquí donde nos convertimos en los protagonistas de la historia sin dejar de lado a los alumnos que siguen siendo nuestro objetivo primordial.
En la medida en que nosotros nos demos cuenta de esto, será el cambio que se produzca en nuestras acciones al interior del aula, por lo que considero que el tiempo es ahora y el lugar nuestros salones, entonces, se puede hablar de transformación cuando:
·         Las acciones del docente evolucionan hasta convertirse en una serie de acciones que involucran al contenido y/o al proceso del alumno.
·         Cuando una serie de acciones se convierten en cíclicas intencionales.
·         Cuando en una secuencia de acciones de tipo lineal se incorpora una acción o estrategia que involucran el proceso de apropiación  del alumno: incluyendo la incorporación de una acción estructurante en la evaluación.
(Sañudo, 2005, pág. 683)
Por otro lado, al dar lectura al texto que nos presenta Ximena Zamorano Fuster, narra una experiencia con la que a cada párrafo que leía me identificaba más, expone una realidad a la que la mayoría de los profesores “novatos” nos enfrentamos al llegar a una escuela con docentes que tienen varios años laborando en ella y que adquieren con esto “jerarquía” en la toma de decisiones y desempeño de la misma, enfrentándonos a críticas y especulaciones que en cierta manera afectan nuestra práctica, y como resultado nos encerramos en nuestras aulas reduciendo a un mero saludo la interacción con los demás compañeros, por ende no podemos hablar de un colectivo docente, ni de un consejo técnico operante, enseguida propone una manera colegiada de trabajo en colectivo con dos o tres integrante para que de esta manera “contagiar” a los demás docentes, eso para mí, es una manera muy optimista de ver las cosas, en la escuela donde trabajo llevo con este tres años y el ambiente de compañerismo es nulo, al contrario, los maestros “buenos” critican y ponen en tela de juicio las actitudes y formas de trabajo de nosotros los “nuevos”, la verdad en muy pesado realizar tu trabajo en un medio como este, el lado amable es que habemos varios nuevos que nos apoyamos mucho. Es en este punto donde nuestro compromiso adquiere un nuevo carácter, al enfrentar no sólo la problemática propia de nuestro quehacer, sino también mediar las relaciones con docentes, directivos y padres de familia.


La cotidianidad de nuestro mundo está cambiando y nuestra escuela también debe cambiar, la docencia también se obliga a evolucionar a la mediación pedagógica, la educación se vincula con nuevas formas de enseñar que no sólo tiene que ver con los contenidos plasmados en los libros, sino que trascienda a nuevos espacios.

La RIEB presenta una gran congruencia con estos principios, claro que es sólo ideas escritas y que de nosotros depende el que esas letras se conviertan en acciones concretas que nos permitan ser verdaderos mediadores, es pues un deber el enfrentar este reto ya que como dice el título de esta sesión, es una tarea impostergable

1 comentario:

  1. Maestra como esta: como maestros esa es una prioridad renovarse o morir, de no hacerlo las posibilidades de impactar a nuestros alumnos, considero, se reducen notablemente.

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